Fase 4: La aceptación racional

Emoción vinculada: La frustración

Cuando se empiezan a superar de forma paulatina las fases anteriores, se llega a este momento donde se reconoce que el cambio es necesario y por ende el enfoque debe ser más individual (compromisos con el proceso que puede aportar el individuo, pro y contras, etc) y no tan general, ajustar todo lo que está sucediendo a las necesidades y expectativas de cada uno de los individuos para despejar las dudas, frustraciones, ganas de volver atrás y la desorientación típica del proceso, esto se logra a través de entrevistas personales y una comunicación abierta.

Fase 5: La aceptación Emocional

Emoción vinculada: La nostalgia

El cambio es inevitable y no hay vuelta atrás, los empleados lo saben y por este motivo en esta fase es donde el ánimo se encuentra más bajo, pero de ahí es que comienza el ascenso y paulatinamente se genera confianza y expectativa sobre la nueva situación. La gente empieza a mirar más hacia adelante que hacia atrás. Se trata de superar el recuerdo de lo anterior, y para lograrlo, se pueden realizar actividades denominadas rituales de separación:

– Escribir los compromisos de cambio y los nuevos procesos aceptados por todos.

– Celebrar los mínimos progresos de la nueva situación.

– Denominar o bautizar las cosas con nuevos nombres.

Fase 6: La apertura

Emoción vinculada: Curiosidad, entusiasmo

Una vez superada la fase anterior los empleados comienzan a mirar con curiosidad y optimismo el nuevo panorama. Se tienen claros los objetivos y se ven de una forma realista. Se encuentran en la sintonía exacta para poder lograr canalizarlos hacia la productividad y así alinearse con los objetivos organizacionales propuestos. En esta fase, se avanza a medida que se les demuestra a los empleados y se les crea conciencia de que lo deseado no se encuentra lejos.

Fase 7: La Integración

Emoción vinculada: La Confianza

Tras la experiencia exitosa y los errores superados, se genera la confianza buscada desde un principio, ya no existen barreras, por el contrario, la disponibilidad por parte de todos los empleados para seguir generando impactos positivos dentro del proceso de cambio, se incrementa. Su impacto se puede medir con reuniones periódicas donde se compartan puntos de vista e impresiones sobre la marcha (Briefings).

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Cuanto mejor se comunique el proceso de cambio y su necesidad, cuanta mayor claridad se tenga sobre el tema y su panorama a futuro, será más fácil superar cada una de las etapas y así poder lograr con objetividad las nuevas funciones y planes de acción a realizar.

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