Hoy en día las organizaciones están en constante búsqueda de la agilidad, pero implantar agilidad no es para nada inmediato, y más cuando se trata de organizaciones tradicionales. De hecho, lo que se está haciendo hoy, en muchos casos, es instaurar herramientas ágiles, sin transformar realmente la cultura interna.
El concepto de agilidad, involucra todas las áreas de la organización, pero principalmente la de recursos humanos, por ser un tema basado en las personas y en su trabajo.
Se logra ser más rápido que un competidor, por su mejor adaptación a los cambios de entorno y a las necesidades de los clientes. Esto requiere incorporar en el día a día, una serie de características de la cultura que deben marcar el qué, quién, cómo y porqué, de hacer las cosas.
Una de las principales características es tener un objetivo claro y una Trasformación Organizacional acertada, es decir, pensar un momento con quién se interacciona cuando se es cliente. Las organizaciones ágiles son conscientes que deben estar pendiente continuamente para detectar cambios en las necesidades y percepciones de sus clientes y no hay mejores sensores que los propios empleados que interaccionan con ellos. Otra característica es la adaptabilidad, el cambio siempre ha existido, y la presión del entorno que obliga a las organizaciones a adaptarse también. Poner el foco en la adaptabilidad significa dotar a la organización de estructuras ligeras (normalmente, menos niveles jerárquicos o subcontratar la parte de la estructura que no está directamente relacionada con la generación de valor) que permitan rápidamente cambiar el rumbo cuando sea necesario. Por otro lado, está la cultura de apertura y transparencia, que rompa con las tradiciones y que permita a las buenas ideas generadas en cualquier lugar de la organización convertirse en realidad. Todo esto no funciona si la organización no motiva a las personas para que aporten el máximo de su capacidad creativa a través de la autonomía, la maestría (ser buenos en lo que hacemos), y que el trabajo signifique algo más que un salario.
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Por último, lograr incorporar en una organización todas estas características, implica trabajar mucho en la gestión de cambio. Ser ágil es algo más que adoptar una forma de hacer las cosas, requiere un cambio de la manera en la que los líderes de las organizaciones ven la creación, la innovación y el trabajo en equipo. Solo cuando se logre transformar el lado observador se podrá decir que los cambios tendrán mayores probabilidades de éxito e impacto.